Es una Iglesia cristiana en la cual se predica la palabra de Dios y se administran debidamente los sacramentos. Pertenece al gran movimiento Metodista que es una de las ramas más importantes del protestantismo. Sin embargo, el Metodismo no brotó de la Reforma del siglo XVI, sino que surgió en el seno de la Iglesia Anglicana. El movimiento Metodista se inició con el gran movimiento evangélico que conmovió a la Inglaterra del siglo XVIII. El Espíritu Santo usó como iniciador de este movimiento al Rev. Juan Wesley (1703-1791), presbítero de la Iglesia oficial y catedrático asociado en la Ciudad Universitaria de Oxford. Nació en un hogar esmeradamente piadoso. Fue criado en un ambiente de elevados ideales, con una muy buena educación en la Iglesia de Inglaterra del siglo XVIII.
Después de su formación como ministro, encontró que muchas personas, especialmente de las clases más pobres, no eran activas en la Iglesia ya que no se sentían incluidas en la institución eclesial oficial. Wesley predicó su primer sermón al aire libre cerca de Bristol en la primavera de 1739. Las calles de la ciudad, los campos abiertos de las zonas rurales, la cercanía de las minas de carbón fueron su púlpito. Wesley atrajo a multitudes de personas por toda Inglaterra, especialmente pobres, desatendidos social y espiritualmente. La crisis de su vida se efectuó en una reunión de oración celebrada en una casa de la calle de Aldersgate, en Londres el 24 de mayo de 1738. Atravesó por la experiencia paulina, según la cual, no es por el propio esfuerzo, por muy sincero e intenso que sea, que el ser humano alcanza la vida y la paz, sino por la gracia de Dios Padre, a través de Cristo Jesús, en el Espíritu Santo, mediante la fe personal. Fue tan intensa la experiencia de su conversión que él mismo sintió que su corazón ardía con un fuego extraño. Lo que sucedió aquella noche, Juan Wesley lo expresa en su diario con las siguientes palabras “Siento que en verdad confío solamente en Cristo para ser salvo; y me ha sido dada la certeza de que Cristo me ha redimido de mis propios pecados, y que me salva de la ley del pecado y de la muerte”.
Wesley inmediatamente comenzó a proclamar a otros lo que él mismo había experimentado. Bajo su predicación se convirtieron centenares. Los nuevos conversos necesitaban dirección y educación. Wesley reclutó a otros para que le ayudaran con la predicación; formó y dio origen a las bandas, pequeñas clases y sociedades que se reunían en los hogares. Por el año 1744 en compañía de su hermano Carlos Wesley, junto con otros cuatro clérigos de la Iglesia de Inglaterra, que ya para ese entonces trabajaban con Wesley al lado de cuatro predicadores laicos, comenzaron a reunirse en conferencias anuales, cuya práctica es todavía parte básica del metodismo mundial. No fue sino hasta después de la muerte de Wesley, en 1791, que el movimiento Metodista se convirtió en una Iglesia organizada en Inglaterra. Ya para entonces las Sociedades Metodistas tenían más de 75.000 miembros. Gradual y vigorosamente el Metodismo llegó a ser el gran movimiento religioso que sacudió y revolucionó a Inglaterra.
El movimiento comienza en Norte América en 1784, cuando Wesley envía a Thomas Coke y a Francis Asbury al nuevo mundo para servir como Superintendentes Generales (Obispos) y allí nace oficialmente en América la primera Iglesia Metodista. La Iglesia Metodista Unida, como actualmente se llama, es una de las más grandes en los Estados Unidos de Norte América, gracias a la unión de varias ramas de las diversas Iglesias Metodistas que las preceden durante toda su historia. De Estados Unidos se enviaron misioneros a todo el continente siendo su parte más fuerte el cono sur, incluyendo Brasil. En centro y sur América se desarrolló gradualmente el Metodismo. Actualmente en Sur América hay una organización que agrupa todas las Iglesias Metodistas de América Latina y el Caribe, la cual se llama CIEMAL (Consejo de Iglesias Evangélicas Metodistas de América Latina y el Caribe).
En nuestro país el metodismo se desarrolla formalmente a partir del año 1.996, tras intentos de comenzar la obra en los años 1984 y 1986, los cuales se vieron dificultados por la situación política, a lo que se sumó la presencia evangelizadora histórica de la Iglesia Católica Romana. Los inicios de la Iglesia se dieron en dos lugares, Bogotá y Calarcá; su incursión en la capital del país se dio a través de una iniciativa de CIEMAL, proponiendo que Colombia fuese un campo misionero. Los Obispos de Cuba, México y un misionero de Brasil juntaron sus fuerzas para establecer la obra. De este esfuerzo finalmente quedó una congregación encabezada finalmente por el pastor Luis Castiblanco, la cual contaba con el apoyo de misioneros metodistas norteamericanos y el acompañamiento del Obispo Isaías Gutiérrez, quien se desempeñaba como Presidente de CIEMAL. En el año 1.996 un presbítero colombiano jubilado de la Iglesia Metodista Unida de los Estados Unidos, perteneciente a la Conferencia de Río Grande, el Rev. Manuel Grajales, oriundo del Eje Cafetero, inició la obra en el municipio de Calarcá; de esta congregación surgió una pareja interesada en el sentir Metodista Gladis Acero y Carlos Aníbal Beltrán, quienes se trasladaron a la ciudad de Cali para iniciar sus estudios de formación teológica en el Seminario Bautista. Ya en el Seminario se relacionaron con Fanny Quezada, una estudiante proveniente de la iglesia Metodista del Perú. Estas tres personas se unieron a una comunidad de fe llamada Vida Abundante; fue allí donde germinó de una manera fuerte el Metodismo actual en Colombia. El Obispo Gutiérrez, unificó la congregación del Eje Cafetero con las que ya para ese momento se estaban desarrollando en Cali. Posteriormente se unieron con la congregación que estaba en Bogotá, dando paso a lo que hoy somos.
Durante cierto tiempo el Obispo Gutiérrez visitó regularmente nuestro país. Finalmente se convirtió en nuestro Presidente y Obispo. Después de varios años de acompañarnos, educarnos y formarnos, dio paso a que se nombrara un Presidente Nacional constituyendo así formalmente la Iglesia con su primer Obispo, el Rev. Juan Alberto Cardona Gómez. La Iglesia goza de plena autonomía por haber sido legalmente constituida por ciudadanos colombianos y su sistema de organización y gobierno son de plena autonomía nacional.